jueves, 5 de septiembre de 2013

Una novela histórica sin cátaros y sin templarios


Buena no, buenísima.
A veces una novela desconocida, de una autora de la que nunca has oído hablar e incluso que tiene poquitas referencias en Internet te da agradables sorpresas.  Sucede poco, pero cuando pasa hay que dar a conocer la pequeña joya que has descubierto, porque no hay derecho a que haya novelas como ésta, acumulando polvo en una estantería. 


Este el caso de  Corazones Sagrados (Seix Barral) de la escritora inglesa Sara Dunant, que ha sabido combinar en su libro el rigor histórico (no en vano estudió Historia en la Universidad) con  ingredientes que deberían figurar en cualquier novela de calidad, a saber: unos personajes fascinantes, una narración cuidada, y un ritmo perfecto, in crescendo, para dejarte pegada al libro a medida que te sumerges en él.

Corazones Sagrados cuenta la historia de Serafina, una novicia que lo es contra su voluntad en la Italia del siglo XVI. En el convento se vive una particular e interesantísima lucha de poderes entre las partidarias de la ortodoxia y las defensoras de las tímidas y tradicionales libertades que hasta el Concilio de Trento habían disfrutado las monjas.  Serafina vendrá a trastocar el orden del convento y sobre todo las conciencias de dos mujeres: Zuana, la hermana que atiende el dispensario, y Chiara, la abadesa.

Los personajes.
Zuana acabó ingresando en el convento porque tras la muerte de su padre no tenía donde ir. Ha encontrado en él su casa, y en el cuidado del resto de las hermanas la razón de su existencia. Rechaza toda influencia sobre el resto de las monjas y es lo más parecido a una amiga que tiene la abadesa. Sin embargo, cuando conoce a Serafina se le encomienda cuidar de ella y en ese momento su mundo se trastoca. ¿Me lo parece a mí únicamente o Zuana se enamora de la novicia? Tal afirmación no se puede leer en ningún momento, y la propia Zuana casi nunca se cuestiona preguntas sentimentales y con todo… “hace diez semanas ni siquiera conocía la existencia de aquella joven (…) pero ahora su vida entera, incluso la del convento, al parecer, están preñadas de ella, como si el noviciado de esta muchacha fuera de algún modo una prueba en la que todos deben participar” . Si, igual me lo parece a mí, pero Zuana altera sus lealtades e incluso renuncia a lo que más quiere a favor de la muchacha, así que ¿me lo imagino?

Madonna Chiara en cambio, representa la templaza, la estrategia, la diplomacia. Su sexo y su nacimiento le impidieron ser otra cosa que abadesa, pero un personaje así merecería  ocupar un lugar como gobernante incluso en los peligrosos Siete Reinos. A Chiara la admiras, la comprendes, la amas, la odias, y la compadeces durante la novela, y al final no sabes qué es lo que  sientes por esta mujer, que intenta por encima de todas las cosas, mantener la paz en el convento. Pase lo que pase y le pese a quien le pese.

El trasfondo.
La novela no es una historia real. Pero podría serlo. Dunant realiza una construcción perfecta de la época: de la psicología de los personajes, de las costumbres y de los intereses del momento. Cuenta todo lo necesario para entender las cadenas de la Contrarreforma, sin cargar la novela de datos superfluos. La autora no parece querer exponer un listado de fechas y nombres para demostrar lo mucho y lo bien que se documenta, sino que comprende que toda esa labor debe estar al servicio de la construcción de una historia de ficción que debe enganchar por sí misma. (¡Qué bien harían algunos autores en diferenciar lo que es una novela de un listado de acontecimientos reales pero inconexos!, ¿Eh, Ildefonso Falcones?).

Al final, sin embargo, Sarah Dunant nos recuerda que muchas más mujeres de las que creemos se vieron recluidas contra su voluntad en una orden religiosa. Mujeres sin devoción que no eligieron su vida sino que se vieron casadas con Dios por no tener sus familias posibilidad de desposarlas con otro caballero. Mujeres que tuvieron la mala suerte de coincidir en el tiempo con la vuelta de la ortodoxia y la clausura más estricta. Encerradas en vida y sin una Zuana que se apiadara de ellas, o una Chiara que buscara devolver la paz a la casa de Dios.

Una novela muy recomendable. Amor, política, intrigas, amistad, misterio, sacrificio. Corazones humanos.

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